miércoles, 1 de noviembre de 2017
Qué es real?
Después de un largo viaje hasta mi hogar, mi tío me ha dejado claro que, como joven adulto, no sé nada y que no puedo estar ensimismandome en mis problemas. Mi tio es un adulto mayor, por lo que siempre se le escapa la típica frase que pregona la experiencia de la gente mayor. Y le encuentro toda la razón; nuestra juventud no sabe nada. Una de sus reflexiones fue que "creemos ver bajo el fango". Nos creemos la raja, porque sabemos sobre tecnología y cultura global, pero cuando nos toca enfrentarnos con verdaderos desafíos demostramos lo inexpertos que somos en vivir.
Me bajé del auto un poco mareado. La charla sobre la juventud comenzó a hacer efecto en mi cerebro. En mi estomago crecía lentamente un malestar que tomaba hasta mi pecho. No era un peo, ni algo que me cayó mal, más bien era una cadena de suspiros que habían sido provocados por el razonamiento de mi sabio tío.
-En qué estoy mal- me pregunté desesperado. -Enserio preguntas eso? es que no te das cuenta?- respondí alterado. -Son tus acciones, tus mentiras, tus falsas facetas las que no te dejan ser natural. Y mientras más las alimentas, más suspiros se alojan en tu pecho. Si no te redimes explotaras por tanto aire acumulado- concluí.
Estar en familia me hace sentir natural. Soy yo y nada mas que yo. No necesito hiperventilarme o tratar de figurar para sentirme parte, porque ya estoy ahí. Ellos me quieren y yo a ellos. Se sus problemas, sus reflexiones y sus historias de vida. Pero ellos no saben de mi, y me duele que no les pueda contar quien soy. ¿Por qué? porque soy un enredo y no sabría donde partir. La cara de niñito bueno se iría a las pailas en un dos por tres si cuento todo lo que he vivido. Un alma de cuarenta en un cuerpo de veinte.
Quizás, la única ventaja que poseo es darme cuenta en lo que fallo. Tal vez, la única desventaja que me altera es no poder valorar mis acciones. Se qué es real? qué es bueno? qué es el futuro? qué es vivir?
Me siento abrumado por tantos pensamientos, y mi presión comienza a bajar. Me siento en el escusado para descartar si es un peo. -El caficheo no es lo mio- razono. Desde que vi al caballero, ronda en mi mente una especie de suciedad. Me lo follé con escrúpulos, y ya no quiero verlo más. El dinero da lo mismo, va y viene. Lo único que me importa ahora es sentirme bien conmigo mismo. Tengo un problema con el sexo, con mi identidad y con mi futuro.
Siento la taza marcada en mis piernas. Me paro sin éxito y me lavo las manos. El espejo contempla todo mi cuerpo. Me miro sin pestañear para observar lo que soy. Solo logro ver a un joven bonito con ojos brillantes. ¿Quién fui/soy/seré? ¿Qué quiero para mi? ¿Qué será de mi? ¿Quien está para mi? ¿Cómo puedo dejar de suspirar? ¿Qué es real en mi? Apago la luz, pero no salgo del baño.
Contemplo mis pensamientos mirándome en el espejo.
Me bajé del auto un poco mareado. La charla sobre la juventud comenzó a hacer efecto en mi cerebro. En mi estomago crecía lentamente un malestar que tomaba hasta mi pecho. No era un peo, ni algo que me cayó mal, más bien era una cadena de suspiros que habían sido provocados por el razonamiento de mi sabio tío.
-En qué estoy mal- me pregunté desesperado. -Enserio preguntas eso? es que no te das cuenta?- respondí alterado. -Son tus acciones, tus mentiras, tus falsas facetas las que no te dejan ser natural. Y mientras más las alimentas, más suspiros se alojan en tu pecho. Si no te redimes explotaras por tanto aire acumulado- concluí.
Estar en familia me hace sentir natural. Soy yo y nada mas que yo. No necesito hiperventilarme o tratar de figurar para sentirme parte, porque ya estoy ahí. Ellos me quieren y yo a ellos. Se sus problemas, sus reflexiones y sus historias de vida. Pero ellos no saben de mi, y me duele que no les pueda contar quien soy. ¿Por qué? porque soy un enredo y no sabría donde partir. La cara de niñito bueno se iría a las pailas en un dos por tres si cuento todo lo que he vivido. Un alma de cuarenta en un cuerpo de veinte.
Quizás, la única ventaja que poseo es darme cuenta en lo que fallo. Tal vez, la única desventaja que me altera es no poder valorar mis acciones. Se qué es real? qué es bueno? qué es el futuro? qué es vivir?
Me siento abrumado por tantos pensamientos, y mi presión comienza a bajar. Me siento en el escusado para descartar si es un peo. -El caficheo no es lo mio- razono. Desde que vi al caballero, ronda en mi mente una especie de suciedad. Me lo follé con escrúpulos, y ya no quiero verlo más. El dinero da lo mismo, va y viene. Lo único que me importa ahora es sentirme bien conmigo mismo. Tengo un problema con el sexo, con mi identidad y con mi futuro.
Siento la taza marcada en mis piernas. Me paro sin éxito y me lavo las manos. El espejo contempla todo mi cuerpo. Me miro sin pestañear para observar lo que soy. Solo logro ver a un joven bonito con ojos brillantes. ¿Quién fui/soy/seré? ¿Qué quiero para mi? ¿Qué será de mi? ¿Quien está para mi? ¿Cómo puedo dejar de suspirar? ¿Qué es real en mi? Apago la luz, pero no salgo del baño.
Contemplo mis pensamientos mirándome en el espejo.
Etiquetas:
adolescencia,
chile,
gay,
sex,
viñadelmar
Suscribirse a:
Entradas (Atom)